lunes, 4 de agosto de 2008

Pena máxima - Jorge Martín


PENA MÁXIMA
Jorge Martín

La piel gris se le volvió verde, los tres ojos se le salían de las orbitas. —¡No pueden hacerme esto! ¡Prefiero la muerte!
El otro convicto lo miró con desprecio. Los guardias disfrutaban el momento, con los tentáculos retorcidos de risa.
La nave los dejó sin tocar el suelo; el rayo tractor los depositó silenciosamente en medio de un claro, y desapareció de la vista en un instante.
—¿Tenías necesidad de humillarte así? Me dio vergüenza ajena.
—¿Sabes dónde nos dejaron?
—No es una prisión. ¿Qué tan malo puede ser?
—Estamos en la Tierra —murmuró con desprecio. Escucharon voces, ladridos y vieron luces acercándose—. Ahora vas a saber lo que es el miedo.

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