Sorpresa - Olga A. de Linares

SORPRESA
Olga A. de Linares

Era, como las anteriores, joven, menuda, frágil.
Crispó las manos sobre la navaja, anticipando el momento.
Ella, sin sospechar, recorría las callejuelas que, poco a poco, se volvían más propicias para el crimen.
Una sonrisa feroz torció la boca del hombre. Se la iba a hacer fácil, por lo visto.
Parecía elegir las calles más solitarias, bordeadas por fábricas que hacía mucho habían olvidado su razón de ser. Contra uno de esos muros quedaría, como una mariposa en un exhibidor, cuando terminase con ella.
Apuró el paso.
Ella, en cambio, demoró el suyo. Tal vez la imbécil creyera que era un cliente. Ya entendería su error, se dijo, deleitado con la sorpresa que se llevaría.
Por desgracia para él, había elegido a Carmilla como víctima.