lunes, 18 de agosto de 2008

Wiglaf - Héctor Ranea

WIGLAF
Héctor Ranea

El héroe iba al encuentro de su señor Beowulf cuando se perdió debido a que las piedras habían sido cambiadas por el monstruo. Jamás pasó semejante penuria. Había combatido al monstruo sin sufrir tanto. El camino se cerraba sólo en el horizonte y él era guiado por extrañas marcas en el camino. Por mi fe que unas parecen sierpes y otras, helechos, dijo. Algunas, marcas de caballos, otras de nubes. Se sentó sobre la armadura del muerto y su espada forjada por gigantes tronó de júbilo. Había descubierto el acertijo. Siguió las marcas de los caballos de Edgetho y llegó a donde Beowulf lo esperaba. Sólo su astucia y la magia de la espada pudieron con la trampa del monstruo.

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