El viento, pensaba un niño mirando el bosque petrificado en el Colhue Huapi, debe ser un beso. Pensaba mientras descubría de quién era el beso y para quién. Mientras eso hacía, el sol empezó a desaparecer en la eclíptica. Alguien entendió que algún secreto había sido descubierto, pero no que un niño en la Patagonia lo había hecho.
2 comentarios:
Bien, Ranea: digno de un físico. Realidad y fantasía ligadas con argamasa poética. Usted promete; lo lindo sería saber qué.
Eso mismo digo yo! Qué? Ahí está toda la cuestión. Se los dejo para que lo resuelvan en el fin de semana largo del primero de mayo... JA!
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