Se enamora de la estatua de mármol. Allí permanece, inmóvil, enloquecido de pasión, consumido por el deseo. Con el paso de las horas va petrificándose. Se desnuda y se aproxima a la mujer, la abraza, la anuda con sus piernas y sus brazos. Se torna blanquecino, marmóreo. Los guardias recogen las ropas abandonadas y cierran la galería.
Tomado de http://www.diegomunozvalenzuela.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario