Recorro una ciudad desconocida. Mumbai, parece; ni siquiera conozco la ciudad en la que viví toda mi vida; tampoco entiendo lo que ocurre en la pantalla. La cinta se desliza: los paisajes muertos se retuercen como culebras. Un indigente revuelve la basura, separándola por especies. Un chico cubierto de mierda hace flamear la foto de un actor de moda y un mafioso muere acribillado a balazos. Lloro en una parte triste del film, cuando la chica le dice al muchacho que el amor entre ellos es imposible y río cuando todo se resuelve y se besan. El público aplaude. Saldría a saludar, como en las óperas, bailaría en los andenes, flotaría en el aire. ¿Quieren saber por qué? Bien. Esta película es la primera que veo en muchos años: he estado muerto y acabo de resucitar. Siento, lato, vibro. ¿Les parece poco?
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