Seguridad
Liliana Savoia
La residencia era cómoda pero de difícil acceso, aún así decidieron a alquilarla. El precio era muy accesible y ellos contaban con pocos ingresos desde que los habían desvalijado en el último robo de la anterior vivienda. De lo que estaban seguros es que esta se encontraba debidamente custodiada. Dos ojos avizores no cesaban de observar el paraje. Estaban atentos hasta de los más mínimos detalles, además, era imposible que se atreviera algún intruso a merodear el lugar. Los dueños habían sido muy insistentes con la seguridad. Una cerca dentada rodeaba el perímetro y lenguas de fuego ahuyentaban hasta las moscas. Lo que parecía resultarles molesto era el bramido del dragón cada veinte minutos.
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