Bebo. Estoy sola y me emborracho. Me han dado un picadillo de ménade que está cocido. La música es estridente, todos bailan enloquecidos, desnudos, arriba de las mesas.
El vino se acaba. Pido más de ese Xynomavro que me recuerda los frutos negros de mi bosque, donde también bailé en noches de luna, festejada de abrazos y besos.
Mi copa está llena y bebo. Con qué docilidad la memoria se me agolpa en la sangre: las horquillas las dejé arriba de la cama para tu colección de casualidades.
Soy una puta vieja que junta sus monedas para venir aquí y ver cómo fornican en mi nombre.
2 comentarios:
Magnífico, Lilian. Estos días, rodeado de griegos gracias a vos y a Nanim con sus lecturas de Esquilo, Sófocles y Eurípides, pensé en compilar una antología de mitos reelaborados. Estás en primera fila.
Una belleza... realmente una belleza.
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