CRONOS
María Elena Lorenzín
El viejo reloj, con puntualidad, daba siempre la hora exacta sin reclamar horas extra. Un día, cansado de la rutina, se quedó dormido unos segundos. Entonces soñó con un tiempo sin relojes y se despertó aterrado. Nadie notó el pequeño retraso.
Tomado del libro Microsueños, Editorial Asterión, Santiago, Chile, 2008.
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