El fantasma me escribe día a día; cuando yo respondo, él es mi reflejo. Y así han pasado estos meses de permanente vacío. El silencio es lo que más nos gusta y si pudiéramos no escribirnos lo haríamos, sólo que siempre hay un espejo que nos devuelve las palabras que nosotros mismos hemos desechado, como el mar arroja un cadáver a la orilla de la playa.
Y sin embargo, lo amo.
Tomado de: http://www.letrasdechile.cl/
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