Mientras ella aguanta los gemidos, él le desliza la lengua por el cuello. Se detiene en sus senos, le absorbe las cimas como recién nacido y agarra con fuerza la parte baja de su trasero. Sus dedos se sumergen en esa cueva que arde como el verano y después de quitar el pedazo de algodón que está a punto de derretirse, el anular y el corazón empiezan a jugar como dementes. Ella emite un gritito y entrecierra los ojos como preparándose para el mejor de los sueños. Luego de un par de movimientos, él se prepara para juntar los cuerpos definitivamente, pero ella lo detiene. “Me tengo que ir”, le dice, aún excitada, al tiempo que pasa un trago de saliva. Cuando se incorpora, Female sale de la sala de chat y atiende el llamado de su jefe.
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2 comentarios:
Así es el amor en los tiempos del messenger.
Jajajajaj. ¡Sí!
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