Mi mujer me abrazaba y me besaba la mejilla, mientras yo le tomaba la cintura dulcemente. A mi alrededor, estaba lleno de cámaras que filmaban nuestro amor. Era una imagen preciosa y yo podía sentirla, hasta que una tormenta se desató y de repente, me encontré en mi cama. No podía explicar por qué había aparecido ahí. Mi mujer me llamó a desayunar y, con la duda en mi cabeza, acudí a su llamado.
1 comentario:
Que lindo cuento,Arantza !!
Segui asi !!!!
Clea
Publicar un comentario