sábado, 2 de agosto de 2008

Borges y Efraín Huerta - Gerardo Horacio Porcayo


BORGES Y EFRAÍN HUERTA
Gerardo Horacio Porcayo

—Ya me decía yo que no podías faltar en este infierno —dijo Borges, encadenado a una biblioteca viva de sus más odiadas ficciones, mientras recitaban sus más abominados pasajes—. Hubiera sido injusto no considerar tus poemínimos como minicuentos.
Efraín sonrió y una coreografía de diablesas se distendió a su alrededor en un despliegue lúbrico, festivo, adorante. —No te equivoques —respondió el poeta—, fui condenado por el de arriba. El amo de este lugar me ha dado una baronía en premio por pervertir la poesía.

No hay comentarios: