sábado, 9 de agosto de 2008

Cartas desde Umbrías 4 - Erika Mergruen

CARTAS DESDE UMBRÍAS 4
Erika Mergruen

A dos cuadras del centro está la estación de autobuses. La gente hace fila frente a la taquilla. Nadie paga con billetes. Tampoco con morralla. Para conseguir un boleto se ha de depositar un globo ocular. No importa si es el derecho o el izquierdo. Los viajeros arrojan su tributo sobre una charola de acero inoxidable. Porque todo aquél que quiera huir de Umbrías debe olvidar la mitad de lo que ha visto. Porque todo aquél que desea atiborrarse de nuevos horizontes ha de morir un poco. La muerte en este pueblo puede tener el tamaño de una pupila.

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