CARTAS DESDE UMBRÍAS 7
Erika Mergruen
Hoy, temprano, abrí la puerta de la casa; escuché un toquido suave, apenas perceptible. Y allá fui, a abrir la puerta, todo desmañanado porque la noche anterior no pude pegar el ojo. Un tren pasaba una y otra vez por la avenida. Eso ocurre a veces en Umbrías. Y a veces en esta avenida. Y digo: abrí la puerta y en el segundo escalón de la entrada una maraña de gusanos se retorcía. Eran gusanos coloridos, viscosos.
No he salido ni he abierto la puerta de la casa. No sé si los gusanos siguen ahí. No sé si perdieron el tren o cayeron de éste. No sé. Voy a dormir.
Erika Mergruen
Hoy, temprano, abrí la puerta de la casa; escuché un toquido suave, apenas perceptible. Y allá fui, a abrir la puerta, todo desmañanado porque la noche anterior no pude pegar el ojo. Un tren pasaba una y otra vez por la avenida. Eso ocurre a veces en Umbrías. Y a veces en esta avenida. Y digo: abrí la puerta y en el segundo escalón de la entrada una maraña de gusanos se retorcía. Eran gusanos coloridos, viscosos.
No he salido ni he abierto la puerta de la casa. No sé si los gusanos siguen ahí. No sé si perdieron el tren o cayeron de éste. No sé. Voy a dormir.
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