martes, 12 de agosto de 2008

Ceguera - Adelaida Saucedo



CEGUERA
Adelaida Saucedo

Cuando se cruzó con él, le llegó el olor de su colonia y ese olor personal que ningún perfumista podría ni soñar con imitar. Supo que era él. La había ignorado, como si su ceguera la impidiese reconocerle. Dio la vuelta y le siguió.
Cuando le preguntase su nombre, mentiría. Incluso utilizaría una voz distinta, tratando de engañarla de nuevo. Lo negaría todo.
Metió la mano en el bolso y sus dedos se cerraron alrededor de la empuñadura del cuchillo.
Puede que las dos veces anteriores se hubiese equivocado, pero esta vez estaba segura.

2 comentarios:

Unknown dijo...

´Me pareció tenebroso y muy bueno tu cuento.

Olga A. de Linares dijo...

Muy bueno, Adelaida. Y angustiante, a la vez...