CRUCES Y ESPADAS
Olga A. de Linares
Alguien encontró un mundo que, al menos para sus ojos, era nuevo.
Le pareció tan bello que pensó haber hallado, si no el Edén, al menos otra versión del mismo.
Otros dijeron que se engañaba, que en esa tierra de paganos moraba Satanás, y que todo lo que allí se admiraba era su obra, un puro engaño de los sentidos y la razón.
Pero apostaron que, a fuerza de cruces y oraciones podrían salvar muchas de esas almas condenadas.
Para aquellas más díscolas y renuentes, siempre quedarían el fuego y la cruz de las espadas.
Los salvados aseguran que fue con esos hombres que llegó el infierno.
El tiempo ha dirimido el conflicto: ya no existe Edén alguno para nadie.
2 comentarios:
¡Aplausos! Y como ya no quedan Edenes en al Tierra, van por Marte...
Pato
Dispuestos a lo mismo, pienso, me parece que no aprendemos más...y si no, basta con mirar lo que estamos haciendo con este mundo ¿no?
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