LAS CORTINAS
María del Carmen Arellano
Las cortinas de baño eran amarillas y baratas, con dibujos de sirena y manchurrones rojos. La sirvienta los limpiaba cada mañana y estos volvían a aparecer, una y otra vez. Para las cortinas, el baño se había convertido en el escenario de menstruaciones. Del padre con la amante. De las flagelaciones de la hija. Del cuartel de despanzurramiento de gatos del hijo aburrido. De las perversiones sádicas de la madre. De la hija menor y sus dibujos satánicos en sangre de sus amigas vírgenes.
Pero para la sirvienta, que rara vez los ve, eso es algo divino. Y cada mañana se persigna ante los manchurrones rojos que esconden la cruz de Cristo y el perfil de María entre sus enigmáticos contornos.
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