viernes, 22 de agosto de 2008

Hambre - José Luis Zárate


HAMBRE
José Luis Zárate

Las sirenas eran reales. Su hambre verdadera. Mil esqueletos lo testificaban. Un hombre les ofreció mancebos a cambio de cantar para reyes, no más una isla: teatros llenos, multitudes. Ellas accedieron, recorrieron el territorio sorprendidas de que quisieran tocarlas, que las alabaran, que les dieran esas hermosas flores letárgicas que les ayudaban a soportar las agotadoras funciones, los largos viajes. Cuando Odiseo supo de ello fue en su busca, una cacería larga y complicada. Siempre otra ciudad, siempre en ruta. Le hablaron de largas e ininterrumpidas fiestas, de excesos, de placeres desgastantes, de mantener ese ritmo porque lo exigían contratos, amigos, amantes, jefes. Cuando llegó a ellas era tarde. Nada quedaba. Odiseo comprendió que, de algún modo, fue a las sirenas a las que devoraron.


1 comentario:

La Nínfula dijo...

Sobres de comer gente a ser comidas por la gente, eso de la antropofagia si está cruel. Y uno cree que simplemente se dan en historias fantásticas como “Naufragios” de Cabeza de Vaca.
Eso explica porque Odiseo no llegó a su casa…
Saludos