INSPECTORES DE FAMILIA
Jordi Cebrián
Los inspectores municipales del Servicio de Familias llegaron a casa mientras estábamos cenando. Exigieron ver los informes de los últimos meses, con los datos detallados de a qué habíamos dedicado cada hora, cada minuto. El más alto nos recriminó que salíamos poco y, tras examinar la despensa, que tuviéramos tan pocas frutas y legumbres, que previenen el cáncer. Les parecieron fatal las habitaciones de los niños, pues el color con que habíamos pintado las paredes no era el estándar para aquel distrito. A mí me esposaron, pero mi mujer pudo quedarse con los niños hasta que llegó la asistente social.
Jordi Cebrián
Los inspectores municipales del Servicio de Familias llegaron a casa mientras estábamos cenando. Exigieron ver los informes de los últimos meses, con los datos detallados de a qué habíamos dedicado cada hora, cada minuto. El más alto nos recriminó que salíamos poco y, tras examinar la despensa, que tuviéramos tan pocas frutas y legumbres, que previenen el cáncer. Les parecieron fatal las habitaciones de los niños, pues el color con que habíamos pintado las paredes no era el estándar para aquel distrito. A mí me esposaron, pero mi mujer pudo quedarse con los niños hasta que llegó la asistente social.
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