LA PESADILLA
Agustín Cortés Gaviño
Dios dormía inquieto, se convulsionaba en su sueño, sudaba y, de seguro, sufría. Las bombas empezaron a caer, los hongos a levantarse, siniestros. El universo entero estaba en llamas, todo se derrumbaba, entre gritos de rabia y ayes de agonía. . .
Dios abrió los ojos, jadeaba; suspiró aliviado, estaba despierto, la pesadilla había terminado.
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