viernes, 15 de agosto de 2008

La sartén sobre el fuego - Luis Solepow


LA SARTÉN SOBRE EL FUEGO
Luis Solepow

Había un espejo. Allí estaba yo, desnudo. Pero toda mi melancolía había desaparecido.
—De la sartén al fuego —dijo mi yo del espejo. No me sorprendí, por cierto.
—Así vestido podría caminar sobre brasas —respondí. En ese mismo momento el espejo se pulverizó. Un millón de partículas como escamas de pescado saltaron por el aire y reflejaron todos los colores posibles, pero vinculados a sensaciones bizarras, un cruce extravagante que producía asperezas, rigideces y oquedades. Estoy en el fuego, pensé, y hasta la sartén sería un avance notable. Se puso en marcha un reloj que había estado detenido y eso solidificó el aire hasta convertirlo en una jalea filosa, llena de aristas y protuberancias. Cerré los ojos; cuando me animé a abrirlos, los cristales estaban formando una patética, monstruosa criatura, obedeciendo el mandato impreso en cada minúsculo fragmento de cristal y azogue.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Me resultó bárbaro, y sin entenderlo del todo.