LA SIRENA
Jorge Martín
“Baile el mar, bailen con él los barcos y los marineros, los que duermen sepultos en los pecios se levanten también a bailar con el sol y las estrellas. Baile también la tierra en el espacio, que es otro mar más hondo y más profundo. Bailen todos al canto de la sirena”.
—¿Capitán?
—Cuando suba la marea, los muertos soltaran sus amarras y vendrán a buscarme. Debo hundirme con mi barco.
—Capitán está delirando.
—¿Viste los restos encallados en la playa? Es mi naufragio, dulce Nora, soy un barco escorando sin remedio.
—Déjeme ayudarlo.
—Si, ayúdame a soltar amarras y seguir a mi sirena. Llévame a la playa.
Aun resistiéndose, lo dejó arropado sobre la arena. Lo escuchó silenciosa, cercana, oculta, llorando mientras salmodiaba su elegía.
Jorge Martín
“Baile el mar, bailen con él los barcos y los marineros, los que duermen sepultos en los pecios se levanten también a bailar con el sol y las estrellas. Baile también la tierra en el espacio, que es otro mar más hondo y más profundo. Bailen todos al canto de la sirena”.
—¿Capitán?
—Cuando suba la marea, los muertos soltaran sus amarras y vendrán a buscarme. Debo hundirme con mi barco.
—Capitán está delirando.
—¿Viste los restos encallados en la playa? Es mi naufragio, dulce Nora, soy un barco escorando sin remedio.
—Déjeme ayudarlo.
—Si, ayúdame a soltar amarras y seguir a mi sirena. Llévame a la playa.
Aun resistiéndose, lo dejó arropado sobre la arena. Lo escuchó silenciosa, cercana, oculta, llorando mientras salmodiaba su elegía.
1 comentario:
Roza lo excelente desde la subjetividad.
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