LOS DOS ESCÉPTICOS
Ambrose Bierce
Ciertos paganos cuyo Ídolo estaba muy deteriorado lo arrojaron a un río. Luego, erigieron uno nuevo y se entregaron a la adoración pública, a sus pies.
—¿Qué significa todo esto? —preguntó el Nuevo Ídolo.
—Padre del Regocijo y del Coágulo —dijo el Sumo Sacerdote—, sé paciente y te instruiré en las doctrinas y ritos de nuestra santa religión.
Un año después, tras realizar estudios de teología, el Ídolo pidió que lo arrojaran al río, declarándose ateo.
—No permitas que eso te moleste —dijo el Sumo Sacerdote—, yo también lo soy.
lunes, 18 de agosto de 2008
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