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REYES
Sergio Gaut vel Hartman
—¿También usted viene a quejarse?
—Hombre, si no son capaces de separar lo importante de lo nimio...
—¿Por ejemplo?
—El Odiseo ese. Deben haber escrito como cien con él de protagonista.
—Es todo un mito.
—Mito son los cojones de mi abuelo, vamos.
—Usted, vaya y pase. ¿Su abuelo?
—Deje en paz a mi abuelo, que yo no menté al suyo. Otro: Don Quijote.
—¿Qué pasa con él? ¿Acaso no es su compatriota? Debería estar orgulloso...
—¡Qué compatriota ni que leches! Es castellano.
—Un detalle menor.
—Ni en eso reparan. Que los molinos, que los gigantes...
—Mire, don rey: escribimos porque nos gusta hacerlo. Nos divierte. Si nos vamos a dejar extorsionar por cada personajote que aparece...
—¡Oiga, que no soy ningún personajote, que soy el rey!
—Vale, vale; mañana lo pongo en un cuentito de ajedrez.
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