SERVICIO EXTRA
Pablo Valle
Él paró en la esquina, justo delante de ella, y bajó la ventanilla. Cien la francesa, doscientos completo, dijo ella, sin mirarlo. Fueron al departamento de él. Él desapareció en otro ambiente. Ella miró alrededor, primero distraída, después impaciente. Estaba calculando que ya podría haber terminado su trabajo cuando sonó el teléfono. Desde la otra habitación, él pidió atendé. Ella levantó el tubo y dijo hola. Del otro lado, una voz de mujer, vacilante, quiso confirmar el número. Sí, respondió, mirando ese número en una etiqueta pegada al teléfono. La otra colgó. Después de unos minutos (tal vez cinco), él volvió. Sin decirle nada, le alcanzó tres billetes. Ella lo miró durante unos segundos (tal vez cuatro), tomó el dinero y se fue.
3 comentarios:
¿Y qué otra cosa podría haber hecho?
Saludos
Excelente forma de conseguir que la otra lo dejase...
Pato.
O una manera algo retorcida y morbosa de incentivarla. ALGUNAS mujeres , Pato, son muy competitivas.
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