SIN PALABRAS
Héctor Ranea
Qwfwq y yo nos conocimos antes de lo que llamáis Gran Pum. Nos conocimos gracias a las fluctuaciones del vacío infinito. Éramos esas fluctuaciones, a decir verdad. Lo que resultaba más divertido era adivinar dónde apareceríamos, porque antes, después, aquí, ahora no eran palabras entonces. Tampoco éramos las únicas fluctuaciones. De hecho, estaba también Calvino (Ítalo). Una buena cantidad de fluctuaciones nos juntábamos así, sin motivo: Los más niños jugaban con las cuerdas, nosotros las tañíamos. Con el devenir de lo que fuese, ellos serían quienes desarrollaran todo y nosotros quedamos atrás, viejas fluctuaciones sin pasado, sin palabras. Al fin, no pudimos contenerles y armaron una gigantesca fluctuación y con su masa abrieron una ventana final, que fue el principio. Mucho, mucho después, vino la luz.
1 comentario:
Me han gustado mucho tus fluctuaciones, Héctor.
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