Dedos de él, masajeando cuello y nuca de ella. Acaban de conocerse. Le ha revelado él la magnitud de su deseo: "Te quiero comer". El reencuentro, seis meses más tarde, será dulce e interminable. Lo que le demore asarla en el horno a leña de su casa de campo.
http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/jorge-ariel-madrazo.html
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