miércoles, 6 de agosto de 2008

El hueco - Jaime Levy Maya


EL HUECO
Jaime Levy Maya

Siempre creyó que un hueco era algo donde nada había. Ni siquiera ideas.
Peinándose, notó que su mollera nunca cerró. Con el índice derecho presionó la frágil piel que la cubría e introduciéndolo comprobó la vacuidad. Luego el pulgar y el medio. Hurgó en todas direcciones sin encontrar.
Continuó presionando hacia los lados; logró insertar anular y meñique. Con ansias perseveró en la búsqueda. Nada.
Vino el turno de la mano izquierda. Sin obstáculos dentro, se encontraron diez dedos.
Los brazos vueltos flexibles continuaron su camino descendente. Donde debieran estar las vísceras, había solo vacío. En la bifurcación del aparato genital, todo era lisura.
Ambas manos descendieron inquietas, girando, palpando, investigando. Nada.
Al llegar a los pies notó su error.
Ahí estaban. Las ideas.

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