K. abre su bolso y saca algunos cosméticos que yo observo sin saber si espera que le diga algo o si simplemente disfruta del hecho de ser observada. Melania le dice algo sobre el lápiz de labios y K. comienza una breve demostración de cómo se maquilla. El televisor está prendido con imágenes a todo color de un choque múltiple.
Este es el peor de los mundos posibles, pienso. No por el silencio, sino por la duda de la certeza.
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