Galería
Héctor Ranea
De noche, cuando el Museo cierra, la estatua de Perseo encerrada para su restauro, parece llenarse de voces dentro del bronce hueco. La cabeza de Medusa, tomada de una bella italiana del Sur y acondicionada para el rol, recrimina al héroe su falta de cariño. Al parecer, esas voces surgen de un secreto de Cellini ganado durante una partida de dados en una taberna de mala muerte en un pueblo vecino al Vesubio. Ahora, las figuras sólo pueden debatir su existencia cuando el Museo está vacío. A cambio de eso, son eternas.
3 comentarios:
Muy bien escrito.
Gracias Doña Florieclipse! Si está bien escrito, tengo el 80% aprobado...
¿Es que acá se otorgan calificaciones? Pensé que eso operaba sólo en el planeta Ortuño ;)
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