Mirando sobre el hombro de su esposo, la mujer leyó en la pantalla del ordenador: “Rodeó el cuello de la mujer y, mirándola fijamente a los ojos, apretó sin piedad hasta que el cuerpo sin vida cayó desmadejado a sus pies. Luego, con una última mirada de desprecio se marchó.”
—Cariño —le dijo estremecida—, ya sé que estás en una fase oscura y que sólo escribes cuentos de terror, pero, ¿no serías capaz de hacer algo como lo que escribes, verdad?
Él se volvió muy despacio y la miró en silencio. Lo que ella vio en su mirada le hizo huir despavorida.
—Cariño —le dijo estremecida—, ya sé que estás en una fase oscura y que sólo escribes cuentos de terror, pero, ¿no serías capaz de hacer algo como lo que escribes, verdad?
Él se volvió muy despacio y la miró en silencio. Lo que ella vio en su mirada le hizo huir despavorida.
3 comentarios:
Moraleja: nunca interrumpas a un escritor, porque sí, sí sería capaz de hacer cosas como las que escribe.
Muy bueno.
A veces el escritor solo plasma los deseos que jamás podrá llevar a cabo, pero que tiene tantas ganas de hacer....
Muy buen cuento, José.
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