No hay brújulas, no hay mapas, no hay palabras, sólo signos del aire agrupándose en ángulos cada vez más concéntricos, como erupciones de animales y ángeles tuertos que gritarían “Hola y mucho gusto” si pudiesen y quisiesen o supiesen. Porque no hay brújulas, no hay mapas, no hay palabras, sólo gestos de la tierra enrollándose en lavarropas cada vez más verdes, como budas derramados y relojes que se despeinan en silencio, tirando monedas para recoger líneas y fuego y vacas y calderos.
Y entonces la acción, cerrar los ojos y dejar que el tiempo fluya, nada sucede y nada es, sólo huellas de orejas en las aguas, como pasamanos en vinagre o signos triangulares, garabateando vientos en plantaciones azules y piedras fundidas, esperando el final de una cueva en el que no hay brújulas, no hay mapas, no hay palabras.
4 comentarios:
Sublime, poético, desolador, mi Saurio! felicidades, es una joya!
¡Buenísimo!
Te leo...
...interesante todo...
...va por mis rumbos la temática...
Saludos
Un poema, como dice Fraga. Y de los buenos, agrego.
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