Se lanzó encima de mí como tormenta. No tuve ni tiempo de reaccionar. Tocaba mis mejillas con avidez y susurraba con ternura palabras que parecían grises y me llenaban de asco. Decía estar feliz de encontrarme después de tantos años. Con el mayor aplomo, le dije que se había equivocado, que yo no era la persona que buscaba. Al soltarme, dos lágrimas rodaron por aquel rostro y un manto de duda se instaló en sus ojos. Pidió disculpas y conforme la vi alejarse derrotada, me sentí un ser mísero. Había tenido la oportunidad de estar frente a mi madre, pero mi alma podrida no pudo aceptarlo.
JUEGOS FLORALES 2024
Hace 2 meses
2 comentarios:
Notable!
¿Ramones?
No entendí esa metáfora. El cuento me pareció muy bueno, tristemente bueno.
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