Se divertían poniendo los petardos más estruendosos. Miraban con ojos infantiles las estelas de los cohetes y los fuegos artificiales que rompían en el cielo nocturno. Cada uno mayor y más retumbante que el anterior. Cuando se les acabaron, no pudieron parar. Tenían la fiebre dentro y necesitaban más. Al bueno de Buzz se le ocurrió hacer cohetes artesanos con botellas vacías de cola, gasolina y pegamento. Su cara se quedó blanca, cuando aparecieron unos ángeles y les atravesaron con sus espadas flamígeras. El deseo de un anciano que quería dormir se había cumplido.
3 comentarios:
Muito bom!
E, como se faz para encontrar estes anjos? As noites no Rio de Janeiro estão se tornando um inferno, acabou-se o silêncio!
algo de eso me recuerda a la tragedia en la guarderia de Sonora :'(
Muy bueno, de verás que sí.
Un saludo.
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