Han abierto las calles de mi ciudad y de las zanjas emergen tuberías rojas, como intestinos inflamados. Ha llovido y el barro y la suciedad acaban de componer la imagen de una ciudad muriendo por sus heridas. Los ancianos lo saben y caminan sin atreverse a mirar los enormes boquetes, las grietas, los cables enredados. Se oye rugir el subsuelo, pero nadie escucha. Hasta las ratas abandonan la ciudad y los niños las persiguen con palos y piedras. Quienes pueden se encierran en casa; beben, y cantan, y repiten historias de otros días y otras ciudades, y esperan el final.
Tomado de: http://cienpalabras.blogspot.com/
2 comentarios:
De todos los peligros que has narrado, este es el que más me ha gustado.
Es una sucesión de imágenes perfecta, como un cortometraje. Buenísimo.
Por eso lo elegí, doña.
Coincido, don Jordi.
Hay mucha resignación en pocas palabras.
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