martes, 2 de junio de 2009

Vocación - Esteban Dublín


Debido a lo incontrolable que se ha vuelto, Martín Franco ha decidido cortarse la mano. Ya no soporta que no descanse de la escritura ni un instante. Si no está redactando un artículo, está escribiendo una columna. Y si no está realizando una colaboración, está escribiendo su novela. Su extremidad se ha independizado de él y ha adquirido una autonomía que Martín no aguanta más. Una noche, toma un hacha con su otra mano y, sin piedad, corta a la caprichosa de la que ha perdido el control. La mano, agonizante, se mueve por última vez y, con la sangre que queda en el suelo, escribe la historia que acabas de leer.

1 comentario:

Florieclipse dijo...

Brrrr. Me recordó la escena de una película donde las manos de la gente se liberan y salen a las calles gritando: Free from the body. Claro que este cuento es mejor.