Bella y solitaria, aunque no conoce el amor. No teje ni borda. La impacientan los cuentos ambiguos. Perdió unos zapatitos en una emboscada. En su garganta se atascó una semilla de durazno, dejándola sin voz durante semanas. Cansada y triste, se durmió en unas enormes escalinatas, frente a una puerta que permanece cerrada. Duerme, soñando. Siempre soñando que sus días adquieren sentido y al fin, alguien abre la puerta para ir a jugar...
Tomado de: http://facalderari.blogspot.com/
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