miércoles, 30 de septiembre de 2009

Amantes - José Luis Vasconcelos


Un jardín crece entre la lluvia. Los enamorados se aman bajo el árbol. Ella me ve y sus ojos de cuervo graznan promesas.
Sigo adelante. Ya no estoy para amoríos. Además, nunca podrán separarse: su vida transcurre sobre el lienzo.

Cinemanía - Héctor Ranea


¡Ay, caramba! Es difícil narrar esto, porque se presupone que el tiempo transcurre. Es decir, se puede hacer volver el tiempo atrás, adelantarlo, situarse en un tiempo que no existe. Pero que no transcurra: imposible. Dos películas lo intentan (y están una inspirada en la otra) pero, rigurosamente, lo que sucede es que el tiempo funciona, pero salta atrás. Que no transcurra es difícil de describir porque leer supone, como escribir, que el tiempo entre las letras no es nulo sino que hay un flujo, geométrico, termodinámico, comoquiera que se interprete. El tiempo detenido es inasible.
La pareja estaba sola en el cine. La película se detuvo. Todo se detuvo. Él no pudo besarla, ella no pudo apretar su mano porque quedó inmóvil. En la pantalla un cartel decía: Detenido. Buscando señal. El proyector se había quedado sin tiempo. Sin tiempo el film. Entonces, la nada.

Sansón y Dalila (Jueces 16, 4) - Antonio Cruz


Para AE


Cuando la conoció, descubrió el amor y creyó que había tocado el cielo con las manos. Nunca imaginó que sería su ruina.
Si hubiese hecho caso a las advertencias se hubiese ahorrado muchos sufrimientos pero fue imposible. Cuando el amor invade las almas y se adueña de los corazones, no hay hombre alguno que actúe con prudencia o varón que pueda revelarse sabio.

Hombres sin rostro - Milenko Zupanovic


Manejaba mi automóvil como un maníaco, esa noche estaba muy cansado. Desafortunadamente, perdí el control del vehículo y maté a una persona que cruzaba la calle. Entonces, aparecieron tres hombres de negro. No pude ver su aspecto.
Me atraparon.
Fue después que me hicieron subir al vehículo, que advertí que no tenían rostro. Grité.
—Socorro… socorro… —pero nadie me escuchó.
Fui obligado a regresar al lugar del accidente, pero ahora allí estaba edificada una iglesia. Entré. Entonces vi que tanto el sacerdote como los demás, tampoco tenían rostro.
—Socorro… socorro…—volví a gritar.
En este momento despierto. Acabo de advertir que perdí el control de mi auto. Lamentablemente, maté a un peatón. Cuando me aproximo, me doy cuenta de que ese hombre soy yo…
Subo al auto y miro el espejo.
Contemplo a un hombre sin rostro.



Traducción del inglés: María del Pilar Jorge

sábado, 26 de septiembre de 2009

La fe del guerrero - Alejandro Ramírez Giraldo


El guerrero medieval francés entró a la iglesia de Saint-Nicolas-du-Chardonnet arrastrado por su fe y desesperado por el dolor. Le pedía a su Dios que lo curara de esa voraz gangrena en la pierna izquierda que se disponía a acabar con su vida; a cambio de eso, prometía entregar toda su fortuna y todo lo que fuera necesario para lograr la sanación.
En los días siguientes el guerrero empezó a recuperarse y a olvidar su enfermedad mientras su fortuna también se esfumaba entre robos, quiebras, donaciones y saqueos. Muy pronto quedó reducido a la indigencia.Logró sobrevivir 127 años mendigando en el mercado, estoico, y quejándose de su Dios demasiado complaciente.

Tomado de: http://cuentominicuento.blogspot.com


Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

Espejos impiadosos - Rafael Vázquez


Nos asomamos al cristal azogado cada día y no sabemos con qué vamos a encontrarnos al otro lado, a quién en nuestro lugar. Culpamos al tipo de luz, a los reflejos, a la suciedad que se agarra al vidrio, salimos a la calle con la excusa preparada de que el responsable de las canas, de las arrugas, de los surcos en el rostro, no fue otro sino el estado del espejo esa mañana.

Victorio - Antonio Cruz


A pesar de la forma y la velocidad con que Victorio baja las escaleras, puede comprobar los deterioros en el viejo edificio. Las paredes dañadas reclaman a gritos revoque y pintura. En los descansos la humedad es tan espantosa que hasta da mal olor. Los pisos cerámicos están deslucidos y la madera de la baranda totalmente descascarada.
Deberían haber hecho mantenimientos más frecuentes y no todo de una sola vez. Si lo hubieran contratado antes, en un plazo aceptable habría solucionado todos los problemas sin demasiado esfuerzo, pero ahora está seguro de que jamás podrá terminar su trabajo. Cuando termine de rodar por las escaleras, cinco pisos más abajo, el tiempo se habrá extinguido para él.

Más allá del muro - Jordi Cebrián


Las chimeneas siempre han existido, y nadie recuerda cielos sin humo. No se sabe qué se hace, ni quién trabaja allí. Los chavales intentan saltar los muros, pues está prohibido. Y aunque pocos se aventuran más allá, siempre alguno se atreve a subir la verja, a esquivar los alambres como navajas, y llega al otro lado. Nadie le vuelve a ver, claro está, pero eso no impedirá que otros quieran repetir. Los ancianos aseguran que los muros no son para prohibir entrar, sino para no dejar salir, pero nadie se atreve a asegurar si ellos están dentro o están fuera.

http://cienpalabras.blogspot.com/

Fábula triste - Lilian Elphick



Un día, el tigre decide borrar sus huellas. En vez de avanzar, retrocede hacia el agua donde las palabras no pueden decir. Y ahí permanece, tiritando de frío, solo en su mudez, sin saber que el lobo lo ha estado acechando desde siempre, riéndose de sus actos, de su pretendida rebeldía. Para que el tigre no muera, el lobo le ofrece una serenata de aullidos. Pero el rayado no se inmuta.
-Eres historia –le dice el lobo antes de internarse en el bosque y desaparecer sin alterar el canto de los pájaros.

http://lilielphick.blogspot.com/

viernes, 25 de septiembre de 2009

Mientras el mago llama la atención con una mano - Jorge X. Antares


Lanzaron un mensaje en la botella al espacio. Las coordenadas del lugar estaban equivocadas y enviaban a los escuadrones de búsqueda al otro extremo de la galaxia. Habían quedado náufragos en el Paraíso y no querían que esta vez hubiera serpientes.
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Nuestra forma - Jose Luis Zárate


En algún momento todos hemos tenido que arrancar una parte de nosotros, tanto da si fue una costra mínima, o el retirar una curación llena de sangre y tejido a medio cicatrizar: los puntos de sutura retirados, una uña que se desprende con un sonido líquido, la forma en que un surco de carne se abre paso hasta la sangre.
Hemos visto el mecanismo de los músculos rotos, de los nervios expuestos al dolor. La piel es frágil, mínima. La barrera entre el universo y nuestra carne: una gasa terriblemente fina.
Una cáscara.
La piel, entonces, no es nosotros. La piel es una mentira.Visto el interior, la perspectiva cambia.
Nosotros somos lo que se oculta atrás, adentro, entre la sangre y los músculos desprotegidos. Uno se ve desnudo y sabe que nuestra forma verdadera es la herida.
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Microcuento tomado de http://zarate.blogspot.com/
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imagen del Malamalaka

martes, 22 de septiembre de 2009

Lenguaje técnico - Antonio Cruz

Lenguaje técnico - Antonio Cruz
-No es así la cosa Bernárdez; usted no puede haber usado la metáfora de manera tan liviana. Es un escritor reconocido pero no puede escribir “paisaje tapizado de puntos color escarlata” o “derrota de la hipertermia por la sagacidad del hombre y la generosa acción de los antibióticos”. ¿Qué pretende usted? ¿Confundir a sus colegas? Bastaba con que ponga erupción maculo papulosa o paciente afebril. En este hospital se escriben historias clínicas y no prosa poética. Recuerde que además de escritor usted también es médico.

Arturo Comán (Acerca de de los médicos escritores - 1964)

Ilustración: Argumentos, gentileza de Miguel Ruibal

Sol – Héctor Ranea

Sol – Héctor Ranea
Una señora de rosa con un carrito que parece llevar a una muñeca y un parasol rosa hace notar a un transeúnte a la distancia la cartelera de los muertos, donde todo el pueblo fija un papel con la noticia de la muerte en familia. Con gestos le incita al transeúnte a que lo lea. Pasa entonces por ahí el hombre y ve su foto y su nombre, por lo que se da la vuelta y ella ya no está, ni su parasol, ni su carrito.
Vuelve el hombre a mirar el cartel de los muertos y ya desapareció el cartel con el nombre y la foto de la muerta.
El Sol deslumbraba tanto que hasta el fantasma se disolvió en el aire, en la luz.

Ilustración: gentileza de Miguel Ruibal

domingo, 20 de septiembre de 2009

Dos en el lienzo - Martín Gardella


Dos audaces gotas de acuarela escaparon del pincel en alto, para estamparse contra la tela virgen del artista plástico. Como por arte de magia, las manchas violáceas adquirieron forma humana, una de un hombre parecido a mí, la otra, de una mujer igual a la de mis sueños. Al descubrir las figuras recortadas sobre el fondo blanco, el pintor dibujó entre nosotros un pequeño corazón rosado, apagó las luces del altillo y nos dejó solos. Bastó una noche para que pudiéramos completar la maravillosa obra de arte, que aquel pintor no había siquiera imaginado poder dibujar.

Imagen: Friends de Marcial Farfán

La visita - Alejandro Ramírez Giraldo


La cigüeña entró por la ventana y se disponía a dejar el bebé sobre la cama cuando la sorprendimos. La invitamos a cenar como un gesto de agradecimiento y luego mi esposo le ofreció una copa de vino. Después pasaron a ron y luego a whiskey. A la hora de partir, ebria e incapaz de caminar, tuvo que volar casi inconsciente hasta la puerta. Allí le pusimos nuevamente el bebé en su largo pico y dejamos que se marchara.

No habíamos pedido una niña.

Tomado de http://cuentominicuento.blogspot.com/

Imagen: Woman de Marcial Farfán

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

Circo pobre 2 - Diego Muñoz Valenzuela


El trapecista pasa corriendo bajo los rociadores, se seca vigorosamente y se calza la malla de hombre de fuerza. Tras los aplausos regresa sudoroso para ducharse, secarse y disfrazarse de payaso. Unos minutos después repite entre carcajadas el mismo trayecto para vestirse de mago. Atrona la masa cuando retorna para ponerse el uniforme de domador y regresa de inmediato para meterse dentro del traje de león, ruge terriblemente en la arena y vuelve para convertirse en malabarista, y sigue corriendo para….

Imagen: Florist de Marcial Farfán

El ejemplo de la dama - Paloma Zubieta López


La sala está llena. Los guardias se mueven de un lado a otro cuidando que a nadie se le vaya la mano con las pinturas. De pronto, silencio y caras de sorpresa. Los de atrás se ponen de puntillas, los niños se abren hueco entre las piernas para poder mirar. Primero, sale una mano, luego una pierna. Con delicadeza, ella sale del cuadro y se limpia el polvo de las ropas. Un guardia le dice:
—Señorita, haga favor de volver a su pintura. —A lo que ella responde:
—Después de todos los años que llevo ahí, ¡ni loca! —Abandona la sala dejando a todos pasmados. El museo ha cerrado sus puertas para realizar averiguaciones; se teme que otros personajes quieran seguir el ejemplo de la dama.

Tomado de: http://deesquinasyrincones.blogspot.com/

Imagen: Woman with bird de Marcial Farfán

Asalto - Sergio Gaut vel Hartman


—¡Arriba las manos!
—Pero, pero.
—Nada de peros. Dame todo.
—¿Todo? No me hagas reír, chorro de cuarta; soy poeta, no tengo un mango.
—¿Poeta? Me dijeron que eras escritor. No busco plata.
—¿Me estabas esperando?
—¡Claro! El jefe me dijo que ibas a pasar por acá.
—¿Y quién es tu jefe?
—Identidad reservada. Digamos… José Blog.
—Ah, ¿José Blog quiere mis poemas?
—¿Poemas? A mi jefe los poemas le dan asco.
—Entonces estás frito, muñeco. Yo sólo escribo poemas.
—¡No puede ser! Mi jefe dijo…
—Ya ves, se equivoca.
—Ahora lo veremos. —Y pasando del dicho al hecho, el asaltante sacó el caño y disparó seis veces, a quemarropa. Sólo cuando su cabeza tocó el suelo, un segundo antes de morir, el poeta comprendió que su final era, en efecto, una torpe pero indiscutible microficción.

Imagen: Sunset de Marcial Farfán

viernes, 18 de septiembre de 2009

Tragedia aérea - Alejandro Ramírez Giraldo


El piloto del avión muere de un ataque cardiaco en pleno vuelo. Cuatro horas y dieciséis minutos antes su esposa le solicitó el divorcio y le confesó que está esperando un hijo de su amante y que se irá a vivir con él.
El copiloto sufre un ataque de pánico al ver morir a su amigo; además es aquel amante anónimo que le destrozó el matrimonio. Se arroja a los pies del cadáver, en lágrimas, mientras el avión pierde altura.
La azafata, cuya obligación es dar un parte de tranquilidad a los pasajeros, ve la escena trágica en la cabina sin saber cuál de los dos hombres es el padre del hijo que lleva en el vientre.

Tomado de: http://cuentominicuento.blogspot.com/

Líneas evolutivas divergentes - Nanim Rekacz


A pesar de que las féminas hemos multiplicado nuestros puntos G hasta abarcar el completo alfabeto, los hombres no han evolucionado de manera análoga para satisfacer nuestras variadas necesidades. Ellos siguen pretendiendo mucho de lo mismo de parte de todas y nosotras nos vemos forzadas a buscar variedad en muchos, hallando, lamentablemente, más o menos lo mismo. Sin embargo seguimos intentando... Algún día los hombres tendrán varios brazos y lenguas y otro tipo de miembros. Todo sea por la mejora de la especie.

Novela negra - Antonio Cruz


Abro la puerta de calle y mi instinto presiente la celada. Con movimiento mil veces practicado por cada uno de mis personajes, desenfundo la pistola y trepo las escaleras con mis sentidos en alerta. Subo sigiloso para evitar que me descubran.
Giro suavemente la llave. Entro. Oigo un ruido escalofriante. Mi corazón late apresurado y un sudor frío y viscoso resbala por mi frente. Hay olor a sangre.
Respiro profundamente y me lanzo decidido. Con mi brazo dibujo un arco apuntando en todas direcciones. Una mano levantada empuña un cuchillo.
Grito.
La mano se detiene, mi mujer me mira perpleja y deja caer el pollo que está trozando. Mientras miro azorado la carne sobre la mesada, humillado por su risa, me digo que ya no debo escribir tantas novelas policiales.

Coloque la respuesta correcta - Guillermo Vidal


—Se cayó Madona.
—Se calló Madona.
—El callo de Madona.
—Madona en los cayos.
—Cayó por Madona.
—¿Por qué cayó, calló o en los cayos Madona?

—La noticia de la semana.
—Esa si es una buena noticia.
—Seguro que a todos nos preocupa.
—Fugitivo de la justicia atrapado en recital.
—No veo la hora de que se vaya de vacaciones.
—¿Tengo que responder a esa pregunta?

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Ellos - Adriana Menéndez


La puerta de entrada se cierra y ellos quedan del lado de adentro. Uno prende las luces. Otro las apaga. El agobio, ese que se instala en la espalda, entremedio de los dos hombros, se vuelve silencio y el silencio se vuelve miradas y las miradas se esquivan, se escapan una de otra y, por suerte, no vuelven a encontrarse por un rato largo. Los dos, convencidos de que se han enamorado de una máscara que se cae, se vuelven a guardar, cuidadosamente. Dos corazones difíciles. Ninguno sabe qué piensa el otro mientras duerme. Hacen preguntas esperando que el otro mienta. La verdad, esa que cada uno por separado está convencido de no tener, le hubiera quitado el sentido a todo. Se creen tan distintos. Tal vez por eso nunca nada los va a separar del todo.


Tomado de: http://adriana-menendez.blogspot.com/

Nuestros miedos - Jordi Cebrián


A mirar bajo la cama, y que sea verdad, y existan monstruos; a que muera el amor; a que algo obstruya nuestras venas y la sangre no fluya; a que la noche nos sorprenda fuera, sin saber volver; a no importar a nadie; a que el metal desgarre nuestra débil coraza; a perder a los nuestros; a morir de aburrimiento; a que en nuestro interior algo empiece a crecer implacable; a dejar de ser sin darnos cuenta, y que nuestro cerebro se disuelva lentamente, y un día la baba se nos escape, sin saber decir ya que no, que basta.

Tomado de: "http://cienpalabras.blogspot.com/

Aquilea - Lilian Elphick


Me preparo para el salto. Respiro. Boto todo el aire y, con el alma vacía, corro. Me persiguen los hombres de piernas largas y fuertes. Quieren sacarme la lengua como a Micaela del Perú. Extienden las manos para alcanzar mi hombro. Falta poco para llegar a la meta. Un impulso de recuerdos agita mi cuerpo. Las imágenes avanzan conmigo. Ellos quedan atrás, jadeando. El despeñadero está aquí. Un paso más. He vencido.
¡Mujer de vida ligera!, me gritan desde arriba los que lamieron mi talón envenenado.

Tomado de: http://lilielphick.wordpress.com/

Muertes absurdas (2) - Jordi Cebrián


La calle que recorres siempre para ir a casa, la calle en la que jugabas de pequeño, te sientes seguro. No lo esperas, pues no sabes que hace una hora una mujer dejó a un hombre, ni sabes que él no puede soportarlo y que antes la mataría que dejarla con otro, y que ha bebido, y que cuando ella salió de casa, con un portazo, el bebió más, y cogió el cuchillo, y fue tras ella. No sabes que, justo en esa calle, la verás correr, sangrando, la abrazarás para que no caiga, y él detrás, fiero de rabia.


Tomado de: http://cienpalabras.blogspot.com/

lunes, 14 de septiembre de 2009

Bajo las aguas - Javier López


Para construir aquella enorme presa tuvieron que inundar lo que había sido un pueblecito próspero, no demasiado poblado pero con todo lo que tiene que tener un pueblo: un horno de pan, un molino de aceite, la taberna, la iglesia y la tienda donde se vendía cualquier cosa.
El estado los indemnizó por la pérdida de sus bienes sumergidos. Pero el sentimiento que los unía a su pueblo iba más allá de lo económico: vivir allí lo era todo para sus habitantes.
Con el tiempo, los vecinos compraron escafandras y bombonas de oxígeno para volver a sus casas. Incluso el cura aprendió a dar la misa bajo el agua y el molinero a prensar el aceite. Cuentan que lo más difícil fue mantener encendido el horno de leña.

Teoría conspirativa de los osos- Daniel Frini


Papá Oso gritó muy fuerte: -¡Alguien ha probado mi leche!
Mamá Osa gruñó un poco menos fuerte: -¡Alguien ha tocado mi silla!
El Osito pequeño dijo llorando: -¡Alguien está durmiendo en mi cama!
Cuando Ricitos de Oro despertó, los tres osos todavía estaban allí. No sobrevivió al ataque. Un mechón de sus cabellos rubios, manchado de sangre, decora el centro de mesa en el acogedor comedor de la hermosa casita de los Oso.

Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella - Wislawa Szymborska


Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras: "¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta. Estoy en la orilla y espero ayuda.¡Dense prisa. Estoy aquí!"
-No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde. La botella pudo haber flotado mucho tiempo, dijo el pescador primero.
-Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano, dijo el pescador segundo.
-Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. La isla "Aquí" está en todos lados, dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio. Las verdades generales tienen ese problema.

Historia del joven celoso - Henri Pierre Cami


Había una vez un joven que estaba muy celoso de una muchacha bastante voluble.Un día le dijo:
-Tus ojos miran a todo el mundo.
Entonces, le arrancó los ojos. Después le dijo:
-Con tus manos puedes hacer gestos de invitación.
Y le cortó las manos.
“Todavía puede hablar con otros”, pensó. Y le extirpó la lengua. Luego, para impedirle sonreír a los eventuales admiradores, le arrancó todos los dientes. Por último, le cortó las piernas. “De este modo -se dijo- estaré más tranquilo”. Solamente entonces pudo dejar sin vigilancia a la joven muchacha que amaba. “Ella es fea -pensaba-, pero al menos será mía hasta la muerte”. Un día volvió a la casa y no encontró a la muchacha: había desaparecido, raptada por un exhibidor de fenómenos.

Soledad - Pedro de Miguel


Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando. No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Una por otra – Sergio Gaut vel Hartman


Mientras caía del caballo, comenzando el viaje hacia su muerte, Christopher Reeve trató de imaginar que era Superman y que antes de tocar el suelo saldría remontado hacia el cielo. Pero eso no ocurrió. No obstante, en el momento del impacto, le pidió al tiempo que se plegara sobre sí mismo, como en la película basada en un libro de Matheson, donde él viajaba al pasado y conocía a una actriz del siglo XIX, y el tiempo regresó, se acurrucó en la palma de su mano y no lo abandonó nunca más.

Beber, beber – Héctor Ranea


Despertó con la sensación de que, además de su esposa había algo o alguien en la cama. Un sonido como una gota que caía o de unos labios que bebían algo lo despertó aunque el ruido era apenas perceptible.
Cuando encendió la luz, ahí estaba. No más grande que una paloma, bebiendo sangre que se desperdiciaba desde el cuello de su mujer.
El ave, si de alguna manera podía describirlo este concepto, se dio vuelta con calma y casi con una sonrisa dibujada en el hocico manchado de sangre, lo que le dio a entender que luego seguiría con él.
Quiso gritar y no pudo. Quiso correr y ya estaba atado.
Su mujer aún dormía plácida, la cosa tenía aún para un buen rato de seguir bebiendo.
Lo último que vio fue la sonrisa. Después, la nada.

Delirio onírico - Antonio Cruz


Cuando una pequeña claridad irrumpe en la habitación, el hombre se incorpora. Mira con ternura a la mujer que yace a su lado, le acaricia el rostro y se levanta. Se viste con parsimonia. Sin hacer un solo ruido baja las escaleras y sale a la calle.
Cuando la mujer despierta, sonríe con nostalgia. La noche pasada junto a su esposo ha sido maravillosa. No importa que él haya muerto hace mucho y que todo haya sido un sueño.

Paquidérmica - José Luis Vasconcelos


El circo fue una jungla después de que la elefanta masacró al humano durante la función vespertina. Los payasos semejaban a hienas. Las bestias fustigaban contorsionistas. Los enanos crecían entre chismes. Los trapecistas se venían a pique.
Todo era un caos y las habladurías aumentaban: que si la progenitora era un aborto de la naturaleza, que si el hijo había heredado las mañas maternales, etc... Todo se juntó para que Dumbo, ya con una colmena dentro de la cabeza, levantara el vuelo lo más lejos posible de aquella fauna despreciable y rencorosa.

Tomado de: http://rojanota.blogspot.com/
Imagen tomada de: http://companocapinturas2.blogspot.com/

jueves, 10 de septiembre de 2009

Travesías – Héctor Ranea & Sergio Gaut vel Hartman


—No importa si esto nos lleva a Pergamino o a la mítica Pérgamo, la fiel ciudad de Paris que conociera bíblicamente a Helena. Pero le aseguro que así no sigo.
—Pero querido Salemo de Tarso —dijo Heisenberg, que estaba más caliente que Elizabeth Taylor cuando hizo Cleopatra—, no ponga lo material por encima de lo espiritual. Recuerde lo que ocurrió con Gödel…
—¿Qué le pasó? —dijo el guía, cambiando de andarivel.
—No entendería —dijo Heisenberg orgulloso de que su estrategia, una vez más, le permitiera ahorrarse unas rupias. Pero Salemo de Tarso reaccionó a tiempo.
—¿Qué no entiendo? ¿Así que además de no querer pagar me subestima y forrea? Ahora va a ver, miserable.
Sin hesitar, metió dos dedos en la boca y chifló. El mago Jesús Gómez Fernández González se materializó de repente y con su rayo verde pulverizó a Heisenberg.

Historia encontrada - Javier López


Mediaba la tarde cuando me encontré una historia en mitad de un camino. Era una historia inconsistente aún, como el carro tirado por un burro que veía venir de frente. Pero una historia al fin y al cabo, e insistía en ser escrita.
El carro rebotó al pasar sobre una piedra y el burro rebuznó. Ya al menos tenía algún elemento más para contar una historia.
Cuando pasó por mi lado, el burro me invitó con un gesto a que me sentara en el carro para continuar escribiéndola.
Ya tenía mi historia.

martes, 8 de septiembre de 2009

Autorretrato - Alejandro Ramírez Giraldo


Reconozco que hizo un trabajo perfecto, que soy la copia exacta, que puso su alma para delinear, línea por línea y rasgo por rasgo, la copia exacta de su rostro. Se vanagloria de ello y me expone en toda galería que se lo permita. Soy su orgullo, su obra maestra.
Yo, por el contrario, empiezo a sentirme a disgusto con él. Las arrugas han empezado a instalarse en su rostro y el blanco a dominar el color de su cabello. Su mirada tampoco es la misma: la amargura prevalece. No sé hasta cuándo siga con él porque ese aspecto decadente empieza a afectar mi ego.
Me consuela pensar que con su muerte llegará mi libertad.

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

Bajo la ducha – Héctor Ranea


Bajo la ducha el científico por las mañanas encuentra la solución de los problemas con los que durmió. Duchándose por las tardes, sus temas de preocupación son teológicos y encuentra la solución a lo que le preocupaba después de almorzar. Si se ducha de noche, se plantea disquisiciones epistemológicas y, mientras el agua cae, fluye la respuesta a un sinfín de preguntas que se hace mientras enjabona. ¡Gran cosa la ducha!
Lástima que cuando termina de secarse se le olvidan todas las respuestas y cuando se apura lo único que logra es olvidar más rápido aún. Ese tema no puede resolverlo duchándose a ninguna hora. Todos los intentos han sido vanos. Como mucho, si algo recuerda, descubre que las soluciones o son falsas o ya han sido propuestas por otros, años ha. ¡Que desoladora, la ducha!

viernes, 4 de septiembre de 2009

Mujercita… - Maria Fabiana Calderari


Bella y solitaria, aunque no conoce el amor. No teje ni borda. La impacientan los cuentos ambiguos. Perdió unos zapatitos en una emboscada. En su garganta se atascó una semilla de durazno, dejándola sin voz durante semanas. Cansada y triste, se durmió en unas enormes escalinatas, frente a una puerta que permanece cerrada. Duerme, soñando. Siempre soñando que sus días adquieren sentido y al fin, alguien abre la puerta para ir a jugar...

Tomado de: http://facalderari.blogspot.com/

Como una reina - Julio Miranda


La víspera de dejar yo la ciudad, ella me invitó a cenar.
—Fueron tres años, después de todo —dijo. «Tu cuerpo es mi casa», recordé haberle repetido, tantas veces, en aquel tiempo. No sé si ella lo pensó también, en esa casa –y en ese cuerpo- que yo había abandonado días antes. Pero no hubo reproches. Y su cuerpo fue de nuevo mi casa. Al salir, de madrugada, sólo me dijo: —Cuídate.
Se portó como una reina que, al desterrarlo, hiciera un último regalo a su bufón.

Publicado en: El guardián del museo. Caracas: Monte Ávila, 1992
Tomado de: http://ficcionminima.blogspot.com/

Comunicación con objetos - José Luis Zárate


Le hablaba a las paredes, a las ventanas y a los carros, pero no a ella. Fascinado con el gorgoteo de los cables y el susurro de la ciudad no escuché el silencio que nos fue arropando. Un día no estaba y la comprendo. Pero no puedo ir a buscarla. No, porque el sonido del mundo sigue fascinándome. Tengo algo que nadie tiene: la voz de cada cosa, es mía, y esa posesión es solitaria. No tengo más amigo que mi colchón (que también la añora) y con quien lloro cada noche.

Tomado de: http://zarate.blogspot.com/

La garota de Ipanema - Héctor Ranea


Todos los mediodías, cuando aparece en el Botánico el fantasma de Antonio Carlos Jobim, escribiendo bajo su árbol, en la playa de Ipanema aparece un fantasma de arena. Y en las olas se escucha lejana una brisa formada con las voces que cantaron alguna vez la canción Garota de Ipanema. Muchos lo toman por mero ruido y los dibujos en la arena se toman por colas del diablo del viento que sale del mar. Pero ahora ustedes y yo sabemos la verdad.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Esto no pasó - Adriana Med


Me examinaron como a un cerdo y me dieron el trabajo. ¿En qué consiste el trabajo? En cuidar cerdos: ser un cerdo que cuida cerdos.
Me gusta mi trabajo. Si la paga no fuera tan miserable y mis jefes no me explotaran, yo diría que es el trabajo perfecto. Limpiar las heces fecales de los porcinos me ha ayudado a crecer espiritualmente y desarrollarme como persona. Ayer, mientras limpiaba una cagada monumental, pensé en Nietzsche.
Es que se parecían.


Tomado de: http://ellatienehambre.blogspot.com/

Búsqueda – Héctor Ranea


Después de haber investigado en toda la casa, revuelto todos los cajones, comenzó a ordenar todas sus fotos y descubrió, no sin asombro, que poseía las fotos de cumpleaños –de todos ellos– desde 1918 hasta la fecha, de una persona a quien no conocía.
Su obsesión, los últimos días de su vida, fue encontrar a esa persona para dárselas pues, por cierto, le pertenecían y evidentemente por algún extraño vericueto de los caminos habían ido a parar a su casa.
Fue desgastante la búsqueda, para su salud y la de los demás. De hecho, era inútil decirle que esa persona era él, que esas fotos, por ende, eran las suyas.

Gozando la desgracia ajena – Sergio Gaut vel Hartman



—¡Mucho gusto! —dijo la mujer—. Encantada de conocerlo.
—Yo no, en absoluto —respondió el—. Es más, nada me daría más satisfacción que verla morirse ya mismo.
—¡Qué tipo sádico, despiadado y grosero! —se espantó ella—. Lo que me acaba de decir no tiene nombre.
—Si tiene, señora —replicó él—: se llama schadenfreude, una bella palabra alemana que nadie se atreve a traducir al castellano.

Declaraciones Periodísticas - Antonio Cruz


Para Augusto Monterroso

En declaraciones exclusivas concedidas al “PELOPONESO SPORTS” el afamado corredor Aquiles afirmó que si no hubiese sido detenido por un piquete que cortaba la ruta en las afueras de Elea, el cual lo mantuvo detenido durante varias horas y cuyo cabecilla era un sujeto llamado Zenón, él jamás habría sido derrotado por la tortuga.

Pasajero - Héctor Ranea


El pasajero Jan Weyden no tomó su vuelo AN231 porque llegó tarde. Esa noche el AN231 desapareció en la Selva Negra y Jan se sintió aliviado por su buena suerte. Pero de ahí en más, todos los vuelos a Praga se le fueron cancelando por lo que Weyden terminó muriendo de hambre en una terminal abandonada del Aeropuerto de Bruselas.
Su fantasma, empero, sigue respondiéndole a los turistas, y en correcto inglés, sobre el destino de sus vuelos pero, en general, éstos sólo preguntan dónde deben realizar los trámites para volar, por lo que nadie escucha a Jan Weyden cuando les dice qué avión caerá o cuál llegara sin inconvenientes. No quieren saber su destino, los turistas.