Entró como una ráfaga al despacho. Colgó en el perchero el paraguas todavía goteante. Se derrumbó en un sillón. Su corazón le latía a mil, sin embargo, lo sintió un remachado recipiente vacío, ¡hoy más que nunca! Se sermoneó severa y mentalmente, ¡hoy más que nunca!. Los expedientes apilados en el escritorio: ¡qué esperen! ¡Hoy más que nunca!
¡Justo hoy, que estaba decidido a saludarla en el ascensor le fue a dar otro acceso de hipo! ¡Hoy más que nunca!
JUEGOS FLORALES 2024
Hace 2 meses
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