Se conocían hace muchos años. Habían compartido juntos episodios románticos, escenas inolvidables y novelescas historias de amor. Se podría decir de sus vidas que desde que se cruzaron en aquel cuento de hadas, él siempre fue un príncipe azul para ella y ella, una doncella de finas maneras para él. Ahora, por fin, y como todo el mundo esperaba de aquella inagotable pasión, había llegado el momento y los dos estaban a punto de darse el sí quiero definitivo:
—Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio a Armando y Lucía —dijo el cura—. Si alguien se opone que hable ahora o que calle para siempre —prosiguió.
En la última fila, agazapado y con la mirada fija de los familiares sobre su boca, el narrador levantó la mano.
—Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio a Armando y Lucía —dijo el cura—. Si alguien se opone que hable ahora o que calle para siempre —prosiguió.
En la última fila, agazapado y con la mirada fija de los familiares sobre su boca, el narrador levantó la mano.
Tomado del blog Microrelatos a peso
No hay comentarios:
Publicar un comentario