Él hizo lo imperdonable y ella decidió corresponderle. Durante mucho tiempo se contuvo, hasta que al fin fue a la tienducha oscura y maloliente que descubriera una triste noche de desilusión. Compró la pistolita negra con su carga correspondiente y se dedicó a emboscarle en aquellas noches sin luna. Hasta que al fin lo tuvo a tiro bajo la luz de una farola. Disparó resuelta y sin remordimientos, tenía un blanco perfecto. 6 tiros silenciosos y certeros le perforaron, sin que se percatase, la sombra. Así, lentamente se le fue la ilusión, la vida y esperanza por esos huecos certeros que le dejaron seco.
Tomado del blog http://saborajenjo.blogspot.com/
Imagen de Telika
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