AMÉN
María Castejón
Me condenaron a cuarenta años de aburrimiento por un delito que no cometí. Mañana estaré de nuevo en la calle, esperándote. Sé que tienes una vida nueva, un hombre nuevo y hasta un crío. Es una lástima reducir todo esto a la nada, pero ¿no se suponía que habías muerto en mis manos? Entonces a lo que ellos dijeron, sólo diré una palabra: amén.
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