EL HOMBRE-ROCA
Tanya Tynjälä
El Hombre-Roca vive solo en su isla, rodeado de carteras marroquíes, cadáveres de arpas, lámparas sin terminar y restos de galletas de coco. Lo protegen cuatro sanguinarios perros calvos que desgarran hasta la sangre más fiera.
Dicen que en un reino dividido había un principito que nunca llegó a ser personaje de cuento, pues su madre le mordió el corazón. Él, adolorido, cubrió su palpitar con rocas de odio e indiferencia, buscó la isla más sucia y olvidada, se inventó recuerdos sin pasado y decidió vivir sin cerrar los ojos.
Alguna vez una ninfa se acercó a llorar entre sus brazos; sólo encontró frío y las agudas aristas le causaron dolor.
Ahora el único ser que osa visitar sus costas es el León Marino de las Nieves, quien le ha contado a los delfines que todas las noches escucha el débil llanto de un niño.
Dicen que en un reino dividido había un principito que nunca llegó a ser personaje de cuento, pues su madre le mordió el corazón. Él, adolorido, cubrió su palpitar con rocas de odio e indiferencia, buscó la isla más sucia y olvidada, se inventó recuerdos sin pasado y decidió vivir sin cerrar los ojos.
Alguna vez una ninfa se acercó a llorar entre sus brazos; sólo encontró frío y las agudas aristas le causaron dolor.
Ahora el único ser que osa visitar sus costas es el León Marino de las Nieves, quien le ha contado a los delfines que todas las noches escucha el débil llanto de un niño.
2 comentarios:
Hermoso... inspira ternura.
Muchas gracias Pato :-)
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