EL PERDÓN
Javier Alfaro Martínez
Esa noche me acosté temprano. La seguridad de pasearme eternamente por el infierno me causaba emoción. Para conseguir mi objetivo mentí, manipulé, engañe e hice todo el daño posible, sin sentir por ello remordimiento alguno. Había cortado en forma certera mis miedos. Un cálido torrente color púrpura manaba de mis muñecas. El sueño me vencía cuando sentí que mi pecho se templó para darle paso a un aliento gélido. Mis ojos débiles se cerraron lentamente.
Cuando desperté unas figuras etéreas me condujeron ante una gran puerta. De ella sobresalía un enorme letrero con la leyenda “Bienvenido al paraíso”. Los miré lastimosamente. Con una sonrisa que poco a poco se fue convirtiendo en una mueca de ironía, me respondieron: “Dios te ha perdonado”.
Cuando desperté unas figuras etéreas me condujeron ante una gran puerta. De ella sobresalía un enorme letrero con la leyenda “Bienvenido al paraíso”. Los miré lastimosamente. Con una sonrisa que poco a poco se fue convirtiendo en una mueca de ironía, me respondieron: “Dios te ha perdonado”.
2 comentarios:
¡Me ha gustado!
Gracias, Neuromante.
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