Era escritor, pero no vendía. Contrajo muchas deudas y al final le remataron la casa y todo lo que contenía. No le dejaron ni un lápiz. Tuvo que irse a vivir al portal de la biblioteca del barrio, pero no tenía ropa ni una miserable manta para cubrirse en las frías noches de junio. Entonces empezó a usar las palabras de los libros de la biblioteca, haciéndolas pasar, de noche, cuando nadie miraba, por debajo de la puerta. Se procuró una “frazada” y un “plato” en el que poner “comida”. Cuando advirtió que dominaba la técnica pidió “coñac” y “caviar”. Pero las malas lenguas no tardaron en criticar al escritor que vivía como un rey. Lo insultaban y agredían. Entonces él se procuró la “inmortalidad” y con una “bomba atómica” borró a la “humanidad” de la faz de la tierra.
JUEGOS FLORALES 2024
Hace 2 meses
3 comentarios:
Pero, gracias al poder de las palabras,podría hacer que todo "empiece" de nuevo.Solo habrá en el mundo "aduladores " de su "obra", lo cual alimentará su ego. Y un par de "minas" no estarían de más.Un mundo con un escritor sin ningún probable "lector",se asemeja demasiado a un hipotético infierno.
Me sacaste las palabras de la boca, en relación al lector... ¿Quién de nosotros sería capaz de privarse de un buen puñado de ellos? Pero yo no querría solo aduladores...
Que bela história!
Aprecio assim, do modo que foi escrita, nada mais!
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