LA VISITA
Alberto Paz
A media noche la despertó el tamborileo de unos dedos en la ventana. Temerosa se levantó, camino descalza y corrió la cortina. Afuera estaba él, flotando, viéndola fijamente con el rostro desencajado. Traspasando el cristal que los separaba la tomó por la espalda en gélido abrazo.
—Pude haberte asesinado y después suicidarme, pero decidí invertir el sistema —le dijo al oído.
1 comentario:
llamativo...
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