EL TORO Y LA CUCHARA
José Luis Vasconcelos
Dormía sobre la pesadilla de mi ventana cuando un ruido me despertó. Dirigí la mirada hacia la cocina; sobre la mesa un huevo había estallado y derramaba astados. Seis reses murieron por el impacto y el resto roncaba flautas. Uno de los toros se sentó a llorar sobre el borde de la cuchara y fue embestido por una gallina. Mientras que el que corneó al enano, se esfumó.
No quise seguir viendo porque un fuego interno me congelaba por dentro, de mis fosas nasales brotó humo blanco.
Mis ojos se llenaron de islas y un rebaño de monjas escurrió por mi mejilla.
No quise seguir viendo porque un fuego interno me congelaba por dentro, de mis fosas nasales brotó humo blanco.
Mis ojos se llenaron de islas y un rebaño de monjas escurrió por mi mejilla.
1 comentario:
-- maestro, como le hace para fumarse esas letras?
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