LA APARECIDA
Sergio Patiño Migoya
—Que te digo que es una fantasma.
—No, tío, no. Que los fantasmas dan miedo, ¿no ves lo guapa que es, atontao?
—¡Pero mírala cómo brilla!
—Aura, se dice.
—Pues eso, ¿no ves tú o qué? ¡Y además flota!
—La verdad es que lleva sábana blanca.
—Lo que yo te diga: un fantasma.
—¡Boh! Pues si que... ¿Y eso da miedo?
—Para nada. Anda, vamos a decirle al Perolas, que lo va a flipar.
Los dos niños se alejaron, no sin varias veces girarse para enseñar la lengua a la Virgen, sonrojada en su beatífica pose de brazos abiertos.
Tomado de http://breventosybrevesias.blogspot.com/
—No, tío, no. Que los fantasmas dan miedo, ¿no ves lo guapa que es, atontao?
—¡Pero mírala cómo brilla!
—Aura, se dice.
—Pues eso, ¿no ves tú o qué? ¡Y además flota!
—La verdad es que lleva sábana blanca.
—Lo que yo te diga: un fantasma.
—¡Boh! Pues si que... ¿Y eso da miedo?
—Para nada. Anda, vamos a decirle al Perolas, que lo va a flipar.
Los dos niños se alejaron, no sin varias veces girarse para enseñar la lengua a la Virgen, sonrojada en su beatífica pose de brazos abiertos.
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