DEARISTOCRADENCIA
Sergio Patiño Migoya
En aquella mansión, ante la mirada ilustre de los ancestros que atisban desde su atalaya enmarcada, la familia se reúne para cenar. Ropa de etiqueta para sentarse a la mesa; mantelería fina, los ángulos bordados con el escudo de armas. Orfebres minuciosos repujaron la cubertería, que brilla bajo la luz vacilante de augustos candelabros: platos de porcelana con ribetes dorados, cucharas de plata, cuchillos con el mango de oro.
El servicio, dos señoras de edad improbable cuya juventud viviera el apogeo de una casa que ahora gime por sus heridas centenarias, acerca el alimento en bandejas impolutas.
Los comensales mastican despacio, prolongando el instante plácido de engañar a sus estómagos. Una noche más, deciden postergar la decisión de qué hacer cuando se acaben las ratas, ya escasas merodeadoras en los sótanos de su hogar.
Tomado de http://breventosybrevesias.blogspot.com/
El servicio, dos señoras de edad improbable cuya juventud viviera el apogeo de una casa que ahora gime por sus heridas centenarias, acerca el alimento en bandejas impolutas.
Los comensales mastican despacio, prolongando el instante plácido de engañar a sus estómagos. Una noche más, deciden postergar la decisión de qué hacer cuando se acaben las ratas, ya escasas merodeadoras en los sótanos de su hogar.
Tomado de http://breventosybrevesias.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario